sábado, 19 de abril de 2014

Tergiverso converso

No soy muy "manantero" aunque guardo un total respeto a aquellos que lo son como muchos de mis compañeros de fútbol de los jueves o parte de mi familia. Por este motivo, he intentado mostrar lo que podría sentir si fuera un pelín más extremo ... o quizás es lo que siento pues no lo tengo muy claro :-D.

En esta semana cofrade,
Uno de buena mañana,
Parece el marqués de Sade,
Cuando el sado le sale rana.

Empezando entre palmas,
Gritos, vítores y la borrica,
Vienen miles de almas,
Y yo mirando a la barrica.

Mas tampoco me da lo mismo,
Aunque me guarde las ganas,
De unirme solícito al desmadre.
Es cultura, fiesta, turismo,
Y acabar, acabará mañana,
Cuando Jesús resucite ... según me recuerda mi madre


2048

En las últimas semanas se ha puesto de moda un juego muy simple a la vez que adictivo. A estas alturas imagino que la mayoría ya lo conocerá. El juego se llama 2048 y con tal nombre uno empieza a sospechar que puede tener que ver con el número dos y sus potencias. El juego está disponible tanto en versión móvil como en versión web.

Todo empieza al ver en un par de pantallas de ordenador de compañeros de trabajo una ventana con el susodicho número. Al ver que era algo que se extendía, busqué en Google y no me costó trabajo comprobar que, efectivamente, era un juego y que de él hablaban en numerosas webs por su viralidad. Un par de días después me lo bajé en el móvil y empecé a probarlo. Efectivamente es adictivo. En alguna de esas noticias había leído, creo que citando palabras de su autor, que solamente el 0,5% de las partidas acababan en éxito.

Quizás sea solo una táctica propagandística o quizás sea verdad pero en mi caso debí necesitar unos cuatro o cinco intentos hasta que llegué a los 1024 y quizás otros tantos hasta que conseguí el dichoso 2048. Sin embargo, lo que más me llamó la atención del caso fue mi estrategia para resolverlo. Recuerdo que, cuando era un niño, me encontré con la problemática de resolver aquellos puzzles en los que había una pieza hueca y el resto se podía deslizar para o bien ordenar o bien desordenar el conjunto. En aquel caso, tras intentarlo infructuosamente, me puse a analizar el problema y encontré ese par de trucos que hacían falta. El primero para acabar las dos últimas piezas de cada fila y el segundo para acabar las últimas dos filas.

En este caso, no hizo falta que me parara a analizar el problema. En este caso la solución se presentó cuando intentaba montar mi primer 1024. De forma inconsciente había ido creando el 512, el 256, el 128 y quizás el 64. Junto a ellos, un montón de doses, cuatros, ochos ... que convenientemente alineados podían sumarse hasta conseguir 1024 y dejar medio tablero libre. Dicho de otra forma, fue un descubrimiento involuntario o pasivo.

Y me pregunté si realmente esto era indicativo de algo. Por supuesto que mi forma de pensar ha ido evolucionando con el tiempo y que todavía tendrá que hacerlo mucho más. Parcialmente por las vivencias y parcialmente por el inexorable paso del tiempo y sus efectos en la biología humana. Estoy convencido de que haré alguna de las cosas que critico en mis padres. Pero a pesar de todo me pregunté si había cambiado "tanto" mi forma de pensar como para afrontar dos problemas similares de forma tan diametralmente opuesta.

En un primer momento pensé que posiblemente sí pero luego, pensando al respecto, no estoy tan seguro. Por ejemplo, ¿cuál fue el método que utilicé hace 30 años para aquel puzzle?. ¿Estoy realmente seguro de que todo ocurrió así o quizás ocurrió tal como ha ocurrido ahora pero no lo recuerdo así?. Por otro lado, independientemente de si lo resolví de forma más o menos analítica, también es cierto que siempre me ha llamado la atención (o así lo recuerdo) un enfoque más práctico y que una aproximación más activa desde el punto lúdico puede ser entendida como más pasiva desde el punto de vista analítico.

No solo eso, hay que tener en cuenta también que las reglas por las que se regía el puzzle las di por claras y más que claras cuando me planteé si había cambiado mi forma de pensar y quizás las aprendí también jugando. Desde luego, las reglas de este juego eran en gran medida desconocidas para mí y solamente la interacción podían desvelarlas. Así que me temo que no puedo sacar ninguna conclusión, al menos de este episodio.

Un saludo, Domingo.
P.D. Mi récord actual son casi 70.000 puntos, creo que tenía un 4096 y un 2048 aunque no lo recuerdo muy bien :-).

sábado, 5 de abril de 2014

A pagar otra vez

No sé si lo he comentado antes pero tengo la sensación de que mi percepción del transcurso del tiempo parece haberse acelerado en los últimos tiempos. Hace años que el tiempo no pasa sino que vuela. También es cierto que ahora se echa la vista atrás y se ven más años después de entrar en la universidad que antes de entrar en ella y ya no separan tantos los años de después de acabar la universidad de los de antes de hacerlo. A eso le podemos sumar los 14 años desde que empecé a trabajar (se cumplieron hará unas tres semanas) y los 10 años que se cumplirán en breve del viaje a Chicago.

Sin embargo, esto no es nada nuevo y no creo que tenga que ver con lo que comentaba al principio. Imagino que es simplemente una fase más ... y que lleguen muchas. En este caso hay un dato que quizás sí es diferente. Lo que ocurre es que los jueves, cuando voy a jugar al fútbol, me doy cuenta de que ya ha pasado otra semana y de hace justo una semana que pensaba lo mismo.

De hecho, hace dos semanas lo comentaba con otro de los jugadores, unos años mayor que yo y me decía lo mismo. Imagino que en su caso las responsabilidades y los hijos incluyendo una hija que creo que ya está en la universidad, harán todavía que esta percepción sea mayor. El caso es que me hablaba en esa ocasión de otro compañero de trabajo suyo que tenía la costumbre de comentar siempre a fin de mes ...

"Otra vez fin de mes y el último final de mes parece que fuera ayer. Y encima otra vez nos van a pagar. Yo no sé estos (sus empleadores) en qué están pensando)"

Pues eso, a cobrar ... a cobrar otro mes. O si lo pasamos a su versión anual: otro año, otro año a hacer la declaración y parece que fuera ayer cuando la hicimos la última vez. Y otra vez, otra vez a pagar. Yo no sé estos (los de Hacienda) en qué estarán pensando.

Un saludo, Domingo.