sábado, 21 de junio de 2014

Fin de ciclo

Mirando solo el título, la rima podría estar relacionada con el fútbol; pero nada más lejos de la realidad.

Amargos jirones de memoria,
Sendas miradas del Guadiana,
Borrarán anoche por la mañana;
Pinceladas de penas y gloria.

En la historia de la intrahistoria,
Mil lisas arrugas y una negra cana,
Pocas sedas y mucha pana,
Cortito de café, largo de achicoria.

En la forja de la vida
Hay hierro y hay escoria,
Poco príncipe, mucha rana,
Vívida vida vivida,
Mezcla de llanto y euforia,
Mezcla de gana y desgana ...

Y ambas, un día, se acaban.

sábado, 14 de junio de 2014

Construir con bolas de pintura

En el mundo empresarial son muy conocidas las reuniones de "Team building". En su mínima expresión lo definiría como poner a un equipo que normalmente trabaja junto (no necesariamente unido) a divertirse a la vez. En una expresión algo más elaborada añadiría que la actividad puede estar encaminada precisamente a que el equipo trabaje unido. A darse cuenta de que pueden confiar los unos en los otros y de que, si viene mal dadas, tendrás detrás a alguien que cubra tu espalda y no te apuñale.

Actividades para construir equipo hay muchas. Una de ellas es el Paintball. No sé si surge para eso o simplemente para evadirse y para sublimar ciertos impulsos que no llegamos a domesticar del todo. En cualquier caso, es una actividad que posiblemente vale para ambas cosas, para pasarlo bien y para hacer o construir equipo. Claro que el hecho de que una herramienta valga para un propósito no significa que siempre se utilice bien. Ni siquiera que la gente sepa usarla por defecto.

Algo así pasó las dos veces anteriores que jugué al Paintball en mi antigua empresa. El juego era aburrido y la selección de equipos (prácticamente aleatoria entre un conjunto más que heterogéneo de personas) también dejaba que desear. Tras dos fiascos así, yo era más que reacio a jugar. Incluso pensé en ofrecerme a cambiar mi puesto por alguien de otro equipo que sí se acercara a la actividad con el entusiasmo que a mí me faltaba.

Esta vez, sin embargo, fue diferente. El equipo de 14 personas era fundamentalmente el equipo con el que suelo trabajar. Ciertamente con unos tienes más afinidad que con otros y aunque en un equipo que podríamos considerar pequeño es fácil deducir cómo es cada persona, verlas en un ambiente fuera del trabajo te puede proporcionar alguna que otra pista que confirme o ponga en duda lo que crees que sabes. No hubo gran novedad en ese sentido. Lo que sí hubo fue una camaradería especial en los planes de defensa, ataque y apoyo a aquellos soldados que continuaban en liza tras haber sido tú alcanzado por alguna de esas bolitas amarillas.

Me divertí; sin duda me divertí. Solo hay que ver mi sonrisa en la foto que me sacaron tras haberme "matado" en uno de los escenarios.

Por no hablar de mi cara cuando conseguí hacerme con el maletín y correr hacia mi base en el primero de ellos en la versión más típica de un "Capture the flag". Bueno, en esa imagino que también aparecería sin aliento además de contento.

¿Alguna pega?. Bueno, las armas, los escenarios de guerra ... los niños que celebran allí sus cumpleaños y los padres que allí los llevan. Veo alguna de esas fotos y no puedo dejar de pensar en los niños soldado de África. Sí, podría ser mejor. Sin embargo, teniendo en cuenta que yo mismo he jugado a juegos en el ordenador contra otros compañeros cuando no amigos donde el único objetivo era ser el que mataba a más de ellos después de un cierto tiempo, comprendo que esto no es sino un juego y espero y deseo que así lo entendamos todos, sobre todo los padres de los niños que van a celebrar allí su cumpleaños. No vaya a ser que construyamos un equipo pero unos años después alguien coja un arma del tipo que sea y nos monte aquí una de esas que tan lejos nos parecen cuando suceden en EEUU ... o en Noruega.

Un saludo, Domingo.

Más años sin ellos que con ellos

En Mayo de 1995 murió Lola Flores. Un par de semanas después moría su hijo Antonio con 33 años. Sin embargo no es por esto por lo que recuerdo (y recordaré) este año. Unos días antes de Lola Flores y unos después de Antonio, murieron primero mi tía con 54 años y luego mi abuelo con 72. Yo tenía entonces 18 años y hace ya de esto 19. Más años sin ellos que con ellos.

Por otro lado, hace un par de años murió el padre de un amigo. Hablando con otro comentamos que, por esos caprichos que tiene la genética, comenzaba para nosotros la etapa de asistir a entierros de padres de amigos y conocidos. De igual forma, hace un par de semanas hablábamos en el trabajo. Los más jóvenes comentaban que cada año tenían que planear las bodas, bautizos y comuniones a los que asistir. Mi jefe decía que sus hijos ya estaban mayores, sus amigos (los de mi jefe) más y que él asistía ya a más funerales que bodas.

De hecho, echando cuentas, mi edad no difiere demasiado de aquella que tenía mi madre cuando murió mi abuelo. Afortunadamente mi padre está, por ahora, relativamente saludable (aunque solo relativamente). Sin embargo, nada evitará el implacable, inexorable e ineluctable transcurrir del tiempo. Dejado ya atrás el 40 de mayo, los días de calor serán legión ... durante un tiempo. Durante ese tiempo comeremos uvas e hijos. Luego refrescará algo y luego vendrá el veranillo del membrillo anunciando más frescor y lluvia, vivífica lluvia y mandarinas y naranjas y uvas, más uvas. Pero esta vez para celebrar el consumismo en grado extremo. Y luego hará frío; en unos sitios más que otros pero frío. Y lloverá y saldrán las flores hasta en la basura como en la canción de Fito.

Y entonces se cumplirán no ya 19 sino 20. Más años sin ellos que con ellos. Es triste pero al menos espero que sea así durante mucho tiempo. Todo el tiempo que yo pueda estar en plenas facultades físicas y mentales, como mínimo. No pensaba yo en estas cosas hace 19 años pero es que hace 19 años no era más que un niño.

Un saludo, Domingo.