sábado, 14 de junio de 2014

Construir con bolas de pintura

En el mundo empresarial son muy conocidas las reuniones de "Team building". En su mínima expresión lo definiría como poner a un equipo que normalmente trabaja junto (no necesariamente unido) a divertirse a la vez. En una expresión algo más elaborada añadiría que la actividad puede estar encaminada precisamente a que el equipo trabaje unido. A darse cuenta de que pueden confiar los unos en los otros y de que, si viene mal dadas, tendrás detrás a alguien que cubra tu espalda y no te apuñale.

Actividades para construir equipo hay muchas. Una de ellas es el Paintball. No sé si surge para eso o simplemente para evadirse y para sublimar ciertos impulsos que no llegamos a domesticar del todo. En cualquier caso, es una actividad que posiblemente vale para ambas cosas, para pasarlo bien y para hacer o construir equipo. Claro que el hecho de que una herramienta valga para un propósito no significa que siempre se utilice bien. Ni siquiera que la gente sepa usarla por defecto.

Algo así pasó las dos veces anteriores que jugué al Paintball en mi antigua empresa. El juego era aburrido y la selección de equipos (prácticamente aleatoria entre un conjunto más que heterogéneo de personas) también dejaba que desear. Tras dos fiascos así, yo era más que reacio a jugar. Incluso pensé en ofrecerme a cambiar mi puesto por alguien de otro equipo que sí se acercara a la actividad con el entusiasmo que a mí me faltaba.

Esta vez, sin embargo, fue diferente. El equipo de 14 personas era fundamentalmente el equipo con el que suelo trabajar. Ciertamente con unos tienes más afinidad que con otros y aunque en un equipo que podríamos considerar pequeño es fácil deducir cómo es cada persona, verlas en un ambiente fuera del trabajo te puede proporcionar alguna que otra pista que confirme o ponga en duda lo que crees que sabes. No hubo gran novedad en ese sentido. Lo que sí hubo fue una camaradería especial en los planes de defensa, ataque y apoyo a aquellos soldados que continuaban en liza tras haber sido tú alcanzado por alguna de esas bolitas amarillas.

Me divertí; sin duda me divertí. Solo hay que ver mi sonrisa en la foto que me sacaron tras haberme "matado" en uno de los escenarios.

Por no hablar de mi cara cuando conseguí hacerme con el maletín y correr hacia mi base en el primero de ellos en la versión más típica de un "Capture the flag". Bueno, en esa imagino que también aparecería sin aliento además de contento.

¿Alguna pega?. Bueno, las armas, los escenarios de guerra ... los niños que celebran allí sus cumpleaños y los padres que allí los llevan. Veo alguna de esas fotos y no puedo dejar de pensar en los niños soldado de África. Sí, podría ser mejor. Sin embargo, teniendo en cuenta que yo mismo he jugado a juegos en el ordenador contra otros compañeros cuando no amigos donde el único objetivo era ser el que mataba a más de ellos después de un cierto tiempo, comprendo que esto no es sino un juego y espero y deseo que así lo entendamos todos, sobre todo los padres de los niños que van a celebrar allí su cumpleaños. No vaya a ser que construyamos un equipo pero unos años después alguien coja un arma del tipo que sea y nos monte aquí una de esas que tan lejos nos parecen cuando suceden en EEUU ... o en Noruega.

Un saludo, Domingo.

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