sábado, 13 de septiembre de 2014

Cosas que cambian

En la vida, todo cambia, todo ha cambiado. Desde hace 50 años, además, rápidamente. ¿Qué ha cambiado últimamente en mi vida aunque sea ligeramente?. Pues veremos, en el ordenador que tengo en casa de mis padres, el sistema operativo, un Fedora 19 por Fedora 20. Eso ha ocurrido hoy con la aplicación fedup ... gracioso nombre :-). Ha tardado mucho pero aparentemente todo sigue funcionando igual. Incluyendo el arranque tan lento que se quedó desde que borré algo que no debía o simplemente desde que se calienta ... ups, algo que no se ha actualizado correctamente, el sensor de temperatura.

Lo segundo es el teléfono móvil. Ahora tengo uno chino con sistema operativo MIUI, de la compañía china Xiaomi dirigida por un español y que tiene una legión de fanáticos seguidores. Debo decir que hasta ahora estoy muy contento con el móvil, leo las cosas en grande, la batería me basta con cargarla un par de veces a la semana con un uso superior al que tenía antes ... y a un precio magnífico.

Lo  tercero es el trabajo que no es que haya cambiado es que las vacaciones casi se me han acabado. Habrá que ir trabajando poco a poco para conseguir más el año próximo ... o a final de este.

¿Más cosas?. Posiblemente. Pero eso será cuestión de otro día. Ahora mismo me gustaría centrarme en algo que lleva un cierto tiempo llamándome la atención. De hecho lleva mucho tiempo, y es precisamente eso, el tiempo. Pero esta vez no se trata de si el tiempo pasa más o menos deprisa sino de qué pasaba hace millones de años y qué hacían los de mi misma especie hace tan solo unos cuantos cientos de años; pongamos mil. Quedándonos en particular con estos últimos, los pocos que sabían escribir no tenían blog para guardar ahí las tonterías que se les fueran ocurriendo. Aparte, el papel debía ser como la gasolina hoy en día, carísimo :-).

Pero independientemente de eso, me imagino a un hombre, aunque bien pudiera ser una mujer, de clase media alta. Pongamos que un "autónomo" con suerte al que su negocio le fuera medianamente bien.

Aclaración: hago referencia a ese tipo de clase porque alguien de clase inferior bastante tenía con vivir como para encima poder ponerse a pensar: primum vivere, deinde filosofare.

Pues bien, alguien así y con mi edad posiblemente empezaría a ser una excepción habida cuenta de la esperanza de vida de la época. Y precisamente por eso, quizás se preguntaría qué pasaría cuando él muriera. Y la respuesta posiblemente sería: nada. ¿Qué iba a pasar?. Los señores seguirían siendo señores, los siervos siervos y aquí paz (cuando la hubiere) y después gloria (el que hubiera sido bueno).

Hoy en día, solo una decena de cientos de años después, unas pocas décimas de segundos en el reloj de la Tierra (recomiendo ver el vídeo de youtube) sabemos que el tiempo está desbocado. Que igual sacamos un nuevo dispositivo electrónico que cortamos cabezas y aterrorizamos como hacíamos no hace tantos años. Sobre todo sabemos, algo que nuestro imaginario hombre no podía.

Así pues, no es descartable que si hombre y yo, supiéramos que mañana no estaremos aquí, tuviéramos algunas espinitas clavadas. Algunas, las mismas: no haber tenido hijos, no haber podido hacer según qué cosas que planeábamos o deseábamos, saber cómo les irá a nuestros familiares .... pero posiblemente habría otras; al menos una que nos diferenciaría: la curiosidad por saber qué pasará mañana, por ejemplo.

Un saludo, Domingo.

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