sábado, 10 de mayo de 2014

Cuestión de modas y tiempo

Hace dos días, como aquel que dice, hablaba del accidente de Fukushima y cómo la prensa se haría eco durante unos meses de aquello para luego caer en el más negro olvido. Algo más de tres años hace ya de aquello y también algo más de tres años hace que yo me tenía que buscar la vida para seguir informándome de lo que me interesaba porque los medios de masas no ayudaban. Lo comentaba aquí. Sin embargo, esa falta de interés por ciertas cosas es algo que solo puedo criticar parcialmente ya que quizás para otras personas toda la cobertura que se hace de algún hecho es mucha. Eso mismo me pasa a mí cuando veo alguna noticia relacionada con el mundo rosa, por ejemplo.

El caso es que hoy ya no se habla de Fukushima, hoy se habla de Boko Haram. He buscado Boko Haram en Google y la gran mayoría de los artículos eran de hace uno o dos días y en ellos se explicaba lo que ocurrió hace tres semanas o simplemente quiénes son y quién es su líder. Yo acabo de escuchar el relato que Carlos Alsina hizo el 1 de mayo. http://podcast.ondacero.es/mp_series1/audios/ondacero.es/2014/05/01/00036.mp3

Al propio Alsina le escuché hará un par de meses hablar de Boko Haram y sus matanzas. Es por eso que esta vez, las horrorosas noticias, no me sorprendieron en cuanto a los detalles de su autoría o al menos no tanto. De hecho, caigo ahora en que la serie televisiva Newsroom sale algo ambientado en el 2012, posiblemente, que bien pudiera estar relacionado.

Sea como sea, la noticia despierta en mí numerosos sentimientos. Por supuesto los humanos. La noticia lo tiene "todo". Una secta despiadada, más de doscientas personas que para colmo pertenecen al estrato más débil. Apenas mujeres, niñas de 14 ó 15 años, en un país no desarrollado, islámico o al menos en una región mayoritariamente islámica del país. Y la guinda del pastel, ¿el motivo?: Querer estudiar.

Pero además de los humanos y sin dejar de ser humanos, despierta también otros sentimientos. Por ejemplo, me reitero en que somos unos absolutos privilegiados por vivir en este tiempo y en este lugar. Pero también me asaltan otros como qué es lo que hace que nosotros seamos nosotros, una pregunta que ya se han hecho miles de voces más autorizadas, clásicos entre ellos, y no seré yo quién ose dar una respuesta. Me limitaré a manifestar mi alegría por ser yo quien soy y ser mi perro quien es, a pesar de que me alegre ver al perro y a él le alegre verme a mí. No termina de gustarme la comparación, sobre todo porque, al contraponerlo a lo horroroso de la noticia de Nigeria, puede dar una cierta sensación de frivolidad. Sin embargo, espero que se entienda.

Bueno, eso y mi asombro cuando pienso en eso de que somos polvo de estrellas, que nuestros átomos se forjaron en núcleos de estrellas hace muchos miles de millones de años y que nuestro ADN no es sino el fruto de la casualidad y el mezcla que te mezcla durante miles de años. Y el de mi perro más, pues no en vano la vida media de un perro es menor. Y si la de un perro es corta, la nuestra no deja de ser efímera. Con más o menos años, pero efímera.

Pero a pesar de la brevedad nos da tiempo a hacer muchas cosas. Algunas buenas y muchas, como las de Nigeria, malas; con gran cantidad de ellas agolpadas en épocas, cuestión de modas y tiempo.

Un saludo, Domingo.


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