sábado, 17 de mayo de 2014

Saludados

Acaba la semana con la reafirmación en la convicción de que soy muy afortunado a pesar de que en algún momento me pueda olvidar de ello. Acaba también con la reafirmación en la convicción de que en mi vida he debido tomar decisiones buenas y malas pero ahora mismo solo recuerdo las buenas. Y acaba también con la reafirmación de que las personas pueden cambiar. A veces es solamente producto de la edad y otras veces producto de la voluntad. Todo el mundo cambia y muchos de los que no lo hacen es porque lo hacen para peor. En mi caso imagino que algunos de mis cambios habrán sido para mejor y otros para peor.

Por ejemplo, esta semana salté de forma pública en la reunión de comunidad expresando mi indignación por la actitud de varios asistentes que según parece van a la reunión de comunidad a insultar con palabras más o menos gruesas, con directas o indirectas a otros. Al principio intenté poner algo de orden pero visto lo visto me limité a estar allí y votar cuando fuera necesario votar, indiferente a aquello que me producía vergüenza ajena. Podría comentar más detalles pero me canso solo de recordarlo así que intentaré emplear mi tiempo en algo más interesante.

Interesante como la entrevista que escuché esta mañana camino al partido de fútbol. En un momento dado cambiando de Radio Vaughan a Onda Cero escuché a un hombre mayor hablando sobre boxeo. Me dio la sensación de que le faltaba cierta soltura al hablar y pensé que quizás habría sido boxeador en el pasado. Sin embargo, algunas otras cosas que decía o sobre las que hablaba me hacían sospechar que no era un sonado a pesar de que dormía 9 horas diarias o quizás precisamente por ello.

La entrevista es muy interesante, tanto como el personaje. Cuando era poco más que un niño, no leía periódicos. En eso no he cambiado mucho. Sin embargo, cuando caía en mis manos el Diario Sur, casi siempre miraba la contraportada porque allí aparecía Manuel Alcántara con sus más que atinados comentarios.

En la selectividad, en el comentario de texto, me pusieron un texto de alguien, posiblemente alguna articulista, ¿quizás Carmen Rigalt?. No recuerdo qué dije pero sí recuerdo que lo comparé con aquellos pocos que había leído de Manuel Alcántara. Recuerdos de adolescente.

Hace siete años, según acabo de comprobar, leí que su mujer había fallecido y que él, muy unido a ella, se encontraba muy abatido. Recuerdos de juventud que se escapaba camino de la mediana edad

Hoy, citando a un escritor catalán si no recuerdo mal, me ha dejado otro recuerdo; me ha dejado otra frase: "Hay amigos, conocidos y saludados". Y, por supuesto, la que frase que destacan en la propia web: "Cuando llegue mi hora, que me encuentre vivo".
http://www.ondacero.es/te-doy-mi-palabra/desayunos/manuel-alcantara-cuando-llegue-hora-que-encuentre-vivo_2014051700020.html
Acabo de editar la página de la Wikipedia para añadirla:
http://es.wikipedia.org/wiki/Manuel_Alc%C3%A1ntara_(1928-)#Frases_y_citas

Toda una declaración de intenciones, sobre todo si tenemos en cuenta lo que escribió cuando falleció su esposa. Copio de la página de la fundación Manuel Alcántara:

El 20 de noviembre de este mismo año, fallece su esposa Paula Sacristán. Tras unos días en los que interrumpe su trabajo, vuelve el 26 de noviembre con el artículo "Estos días” en el cual se refiere a su pérdida: «A mí también me han pasado cosas estos días. La más importante que podía ocurrirme. Podría decir que ya están solos mi corazón y el mar, pero ya lo dijo alguien que expresaba mucho mejor que yo sus sentimientos. Además no sería verdad. Yo soy solo, pero no estoy solo. Vuelven rápidos fotogramas. Quizá el tiempo sea plano. Estoy algo aturdido, con esto de mi memoria histórica personal. “La vida sigue”, me dicen mis amigos. La verdad es que no estoy muy seguro. Según a lo que llamemos vida.»

Pero volviendo a la entrevista, no he podido sino acordarme de mis vecinos de comunidad con eso de los "saludados". Considero que tengo muy pocos amigos, algunos más conocidos (aunque tampoco muchos) y, sobre todo, muchos saludados; todos los demás. Lo contrario para mí sería simplemente falta de educación, independientemente de cómo sea la persona. El ejemplo más claro está justo ahí en esa comunidad de vecinos. Me demandaron simplemente como mal necesario para poder demandar a alguien con quien estaban (y están) enemistados. La persona que procesó la demanda, si no la urdió, me dijo que pensaba que yo le dejaría de hablar. Yo le contesté lo mismo que he contestado en otros foros. Yo no me rebajo a retirar la palabra a nadie. No debió entender lo importante que es la educación en la vida, al menos para mí, porque este martes volvía a engrasarse esa máquina de filias y fobias que es una comunidad de vecinos.

Al día siguiente, al salir para el trabajo, me lo encontré y le comenté abiertamente la vergüenza ajena que todo aquello me causaba. La respuesta fue tan simple como decir que mi postura era muy cómoda, que había que mojarse, que había que moverse y trabajar en favor de la comunidad. Detalles sin importancia aparte, de nuevo no apreció que, al igual que en Juegos de Guerra, hay juegos en los que la única forma de ganar es no jugar. Otro de esos juegos es el fútbol "profesional" y todas sus pasiones. Mientras escribo esto Barcelona y Atlético se juegan el título de liga pero en vez de 90 minutos por delante tan solo les quedan un par de ellos. Durante el partido, desde la casa de mis padres, me ha sido imposible no escuchar a los vecinos que viven el fútbol posiblemente de forma más intensa que cuando tienen hijos, los mismos hijos a los que llevan al fútbol y enseñan a insultar al árbitro de la misma forma que ellos han hecho hoy cuando el árbitro ha anulado un gol del Barcelona por fuera de juego.

Ese juego también lo pienso ganar porque tampoco pienso jugar. Esas personas tienen pocas posibilidades de pasar de la categoría de Saludados a la de Conocidos. A todo esto, felicidades a los atléticos, incluso a esos que también insultan a los árbitros ... supongo. En cualquier caso, a los que no insultan a los árbitros desde el sofá, seguro.

Un saludo, Domingo.

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