sábado, 23 de agosto de 2014

Cojo y solo en casa

"Crecidito, este Macaulay Culkin estaba ya crecidito y no era esta la única diferencia. Nunca fue rubio, ni siquiera cuando tuvo pelo. Nunca fue travieso o al menos no mucho. Nunca fue un niño prodigio aunque algunos dicen que sí un prodigio de niño. En su casa no había ladrones intentando entrar (espero) ni él debía rechazarlos; su familia no estaba de viaje aunque sí fuera ... "

Eso era lo que había empezado a escribir la semana pasada. Por la mañana había ido al médico quien me diagnosticó lo mismo que otro colega suyo y compañero de partido de fútbol mío: calzado inapropiado que causa la lesión que me mantenía enclaustrado. Sin embargo, de repente se me quitaron las ganas de hacer bromas ni comparaciones con ese otrora niño prodigio y ahora músico (o algo así) que reparte pizzas en sus espectáculos.

Llamé a mi madre y me dijo que mi abuela, en el hospital, se encontraba mal. No solo se encontraba mal sino que el pronóstico era el peor de todos. Diez años después de venir de Chicago, pasando por Madrid, recalar en mi casa donde arreglé un ordenador e ir al hospital a pasar la noche cuidando de mi abuela, ella se nos iba y solo era cuestión de saber cuándo. Fue solo un par de horas después. Entonces no lo sabía pero sí sabía que ya no había diferencia con la película. Ya sí estaba "Solo en casa".

El mal rato pasó, como pasan todos. Y te haces a la idea, no hay otro remedio. Y ves un vídeo y aparecen no una sino cuatro o cinco personas que ya no están y entonces sí estaban. Felices, que es como se les recuerda.

Dije antes "diez años después"; no han sido diez años después. Han faltado tres semanas aproximadamente, las mismas tres semanas que, también aproximadamente, han faltado para que mi abuela cumpliera los 94 años. Esta vez, como la anterior, con la cabeza prácticamente perdida. Afortunadamente ha preferido descansar y hacer descansar. Tuvo muy mala vejez, la vejez que no se merecía; incluyendo esa fase final de la que tanto había pedido a Dios que la librara.

El mal rato pasó, como pasan todos. Y te haces a la idea, y vuelves al trabajo y sales tarde para que tus compañeros tengan todo lo mejor posible durante tu breve ausencia. Y juegas al fútbol y vas de barbacoa. Y verás un vídeo y aparecerán no cuatro o cinco sino más personas que ya no estarán y entonces sí que estaban. Felices, que es como se les recordará.

Un saludo, Domingo.

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