sábado, 9 de agosto de 2014

La primera de su especie

Era una criatura, si así podía llamársele, recién nacida. Ningún propósito claro en la vida; vagando de aquí para allí, a la deriva de un proceloso océano carente todavía de grandes peligros. No estaba mal, era como un jacuzzi que no podías parar pero que tampoco mareaba a pesar de estar a merced de las mareas. Se hubiera podido sentir eufórica, inmortal y quién sabe si hubiera podido llegar a serlo en aquella sopa primigenia. Después vendrían más como ellas, muchas más y diferentes. Ahí le perdí la pista. Hay quien dice que, sola, acabó suicidándose en algún río de magma o engullida, millones de años después, por alguna otra célula. ¿Quién sabe dónde andarán ahora esos átomos de carbono, hidrógeno, oxígeno, etc que una vez formaron lo que vino en llamarse "la vida en la Tierra"?. Quizás alguno esté dentro del lector. Quizás.

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