sábado, 9 de agosto de 2014

Vuelta a la anormalidad

Sin duda, hoy en día, tener un buen trabajo es algo raro, inusual, infrecuente o anormal. Entiéndase como bueno que tras poner en la romana a un lado todo lo positivo y al otro todo lo negativo, el lado cargado positivamente siente todavía una gran atracción por la tierra mientras que el lado cargado negativamente casi parece repelido por la misma. Lo común, usual, frecuente y normal en los trabajos que la crisis nos ha dejado es que ambos lados de la balanza parezcan estar casi alineados.

Así pues, la vuelta al trabajo esta semana ha supuesto para mí la vuelta a la anormalidad. Un primer par de días algo más ajetreados, influidos e influenciados por la época estival, temporada alta para el negocio; el resto de la semana buscando un punto de inflexión que presagie un lento declinar hacia el siguiente punto de inflexión que tendrá lugar dentro de unos cuantos meses. El punto de inflexión quizás tarde un par de semanas (o tres o cuatro) en llegar, pero llegará. De igual forma hablo de "punto" en singular pero tendría que hablar de "puntos" en plural. Cada rol del equipo tiene el suyo propio. El "punto" del que yo hablo posiblemente se pudiera entender como el centro de masas de todos esos "puntos" en plural.

Por lo demás, la adaptación ha sido rápida aunque no sé si más o menos que siempre. En dos semanas de vacaciones te da tiempo a desconectar pero no del todo. Es posiblemente la cantidad perfecta. Tuve que consultar el correo un par de veces durante las vacaciones con el fin de hacer más suave esos primeros días. Surtió efecto aunque en realidad no sé si hubiera sido mejor aumentar el grado de desconexión a expensas de que esos par de días hubieran sido más intensos.

El resto de las vacaciones se quedan ahí esperando nebulosamente distribuidos entre el final del mes y las próximas Navidades. Puntos pendientes, el que más las visitas a los amigos descuidadas en muchos casos por ambas partes. Ayer asistí a una boda. En mi mesa compañeros de estudios o trabajo del novio. Amigos recientes. Yo jugaba en otra liga. Amigos de la infancia. Es de las pocas amistades de la infancia con trato relativamente frecuente y continuado (a estas alturas casi no se puede aspirar más que a verse una o dos veces al año). Otra anormalidad.

Tras acostarme tarde, esta mañana fui a jugar al fútbol con muchos de esos amigos de corto o medio plazo. Con la mayoría de los cuales la relación de amistad se reduce simplemente a esos partidos de fútbol. Es posiblemente otro tipo anormal de amistad. Tan anormal como normal era estar acalambrado a la hora de empezar el partido. Me ocurre siempre que no he descansado lo suficiente. Sin embargo esta vez decidí dosificarme y que los calambres no fueran a más. Y no será, ni de lejos, la última anormalidad del día. Todavía queda día y muchas posibilidades y certezas de anormalidades, alguna de ellas quizás ya hasta normales. Pero esa parte del día no está escrita todavía, no como esta entrada, anormal entrada, que aquí toca a su fin.

Un saludo, aunque este de los normales, Domingo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario