sábado, 1 de noviembre de 2014

A Manoly

La semana pasada hubo un reencuentro al más puro estilo película americana donde los alumnos del instituto se reencuentran 30 años después en el mismo lugar donde tres décadas antes, durante la fiesta de graduación, tomaban el mismo ponche ... pero sin alcohol.

Este reencuentro en realidad, más que 30 años después se produjo 3 años después. Hace tres años escribía yo sobre la sesquidécada que hacía que no había visto a ciertas personas y comentaba lo siguiente:
http://donmingo-2011.blogspot.com.es/2011/10/15-anos-despues.html y poco después esto otro: http://donmingo-2011.blogspot.com.es/2011/10/15-anos-despues-ii.html

Sin embargo, no son comparables. Aquel del 2011 fue una "macro-quedada" con todos los antiguos alumnos del colegio y el número de promociones abarcadas era sensiblemente alto. Esta vez todo fue más íntimo: solo la clase de la Señorita Manoly. Esta vez, además, asistieron casi todos los "niños". La "Delegada" con mayúsculas consiguió reunirnos en un "parque de bolas" que fue testigo de más de 20 personas muchas de ellas con sus parejas y los niños que daban sentido al lugar.

Un domingo casi como otro cualquiera, compartiendo alguna que otra agradable charla con antiguos amigos y con frases, algunas, bienintencionadas pero con escaso recorrido, el mismo que auguraba yo a aquellas reuniones semestrales que proponían hace 3 años. Bien estará la cosa si podemos repetirlo dentro de tres años y sobre todo si la gran protagonista puede volver a asistir.

Entre los grandes recuerdos de esta reunión se encuentran todo lo que trabajaba esta mujer y todo lo que colaboraban nuestros padres. Aprendimos a tocar la flauta quitándonos a nosotros mismos 15 minutos del recreo y lo hacíamos con gran alegría. Hablaba con los padres de los que mejor leíamos para que, un día a la semana, nos quedáramos una hora más a "mejorar" nuestro nivel de lectura pero eso no era más que el cebo para que, los que no leían tan bien, tomaran como un premio y no un castigo el quedarse ellos y que, de hecho, fueran ellos los que voluntariamente pidieran unirse a nosotros para finalmente sustituirnos. Años después coincidí jugando al fútbol con un "gitanillo" más joven que yo que la había "padecido" y me contaba cómo aquella "bruja" les hacía quedarse para mejorar.

Nos llevó también gran parte de los trabajos que conservaba de nuestra promoción, la Promoción Privilegiada pues era así como rotulaba uno de los archivadores donde había ido guardando las cosas que en las sucesivas limpiezas había ido encontrando. Cada uno se quedó con lo que pudo encontrar suyo en lo que yo aprecié como un anticipo de despedida. Tiene 75 años y el aspecto de durar muchos más pero imagino que es sumamente consciente de los efectos del tiempo. No sé si uno de ellos fue que esta vez no me riñó cuando la llamé de usted. Algo que no recordaba pero que he podido recordar gracias al blog. En este sentido me ha gustado comprobar que sigo igual, manteniendo ese respeto por alguien que creo que da sentido al rótulo de ese archivador pues si algún privilegio tuvo esa generación fue el de poder contar con una maestra y unos padres así.

Es cierto que nosotros también pusimos de nuestra parte y como aparecía también rotulado en el archivador, ¡Cuántos universitarios! pero eso de poco hubiera servido de haber nacido en otro tiempo, otro lugar u otras circunstancias. Por ese motivo, acabo de cambiar el título de la entrada sustituyendo "30 años después" por el que tiene ahora mismo. A Manoly ... ¡Muchas gracias!

Un saludo, Domingo.

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